
A mí que me pongan mezcal, que una parte se la lleven a Coyoacán, otra a Oaxaca y otra a Barcelona.
Me encanta la tradición de Día de Muertos, me inspira, me enamora de México, de mi gente y de la forma en la que vemos las cosas.
Sobre la historia de esta tradición sé apenas lo básico y la verdad no me atrevería a lanzar datos pues este post nació simplemente para recordar y para inspirar.
El año pasado tuve la fortuna de ir a Oaxaca en estas fechas y vivir más de cerca esta fiesta, vibrarlo en carne propia, fueron días excepcionales en los que no solo fui parte de la celebración en el panteón de Xoxo sino que a partir de ese momento confirme lo que siempre me habían enseñado…
Que a la muerte no hay que temerle pues es lo único que todos tenemos asegurado, que hay que verla como un paso más en nuestras vidas como un hasta luego a nuestros seres queridos pues hacia allá vamos todos, que no existe ni el cielo ni el infierno, no hay bueno ni malo porque solo hay lo del corazón y lo de la voz que todos llevamos dentro, que la única ventaja de estar vivos es poder tocar, tocar mucho, besar, besar mucho más; porque todo lo demás lo podremos seguir haciendo estemos en donde estemos -vivos o muertos-.


Por eso, que a mí me pongan mezcal, que lo acompañen con una cerveza (si no es mucho pedir, que sea con clamato), que me lleven una parte a Coyoacán (donde crecí y donde siempre fui a ver las ofrendas con mi madre y mi hermano) para que pueda echarme un pozole en el mercado, unos churros con chocolate y unos esquites bailando al son de la marimba acompañada de mi tía Maries a quien tanto extraño en vida; que la otra parte la lleven a Oaxaca, para recordar aquello que sentí el año pasado, para ir a comer todo lo que con el corazón nos preparó Ofelia Toledo y darme unas vueltas por Santo Domingo, el mercado y no parar de bailar por la noche con el desfile del Día de Muertos y que la última parte, la lleven a Barcelona, que me avienten al mar, ese que aunque pocos lo aprecien, para mi es hermoso, pues me ha visto vivir, morir y renacer.
Les dejo estas fotos, para compartir y para recordar todos los años que yo quiero morir en México.




