Hace un mes que regresé a Barcelona y hay quien no entiende porque este lugar representa tanto o porque expreso tantísimo de esta ciudad o porque si me gustaba tanto, regresé a México. Hace dos años e incluso hace uno no tenía la respuesta, pero hoy al precer ya me acerqué más a ella gracias al reencuentro con la tierra prometida.
Y si el día de hoy tuviera que decir UNA sola cosa de mi vida de la que me sienta absolutamente enamorada y conectada, tendría que ser esta, Barcelona como ciudad, como energía, como centro de muchas cosas; ahí les va este cuentito…
…Había una vez, una doncella del reino de Coyoacán quien vivía con sus padres y su hermano, era de una familia bastante disfuncional por lo tanto, bastante normal. Era una doncella a quien nunca le habían impuesto nada en cuanto a un estilo de vida o en cuanto a lo que tenía que hacer antes de cierta edad en su casa, pero tampoco le habían enseñado bien a bien algo llamado «futuro», pues al parecer faltaba mucho y no era necesario clarificar nada… cuando de pronto, dejó de faltar mucho y el «futuro» llegó…
La doncella, durante toda su vida, había creído que la única misión que tenía en este planeta era ser madre de 3 hermosas niñas, dedicarse en cuerpo y alma a ellas y en algún tiempo libre, trabajar de vez en cuando haciendo diseños casuales para cualquier tipo de evento, pues -obviamente- viviría con un «príncipe azul» que le consentiría todos sus caprichos a costa de mucho sufrimiento y de únicamente cumplir con las apariencias de ser una «buena doncella» y tener una «familia perfecta» (que evidentemente no existe en ningún planeta), fue así que en base a esta misión (que no sabemos de dónde se inventó) ella tomó decisiones importantes en el transcurso de su vida.
Cuando llegó el momento del primer amor -casi real- pensó en su misión de vida y eligió a un «príncipe azul» para que este cuento perdurara por siempre, cuando llegó el momento de la universidad pensó en su misión y dejó a un lado el sueño de ser interiorista, pues ese sueño no encajaba con «la buena doncella», cuando llegó el momento del primer trabajo, se aseguró de que encajara con «la» misión y ese estilo de vida que había que alcanzar… y así sucesivamente; cumpliendo algo inexistente.
Y pasó el tiempo, todos a su alrededor tenían más o menos la misma misión de vida, no solo en el reino de Coyoacán, sino en todos los poblados próximos caminaban hacia lo mismo, parecía una competencia, mientras más rápido alcanzaran la misión, mejor. El problema era que tampoco nadie dijo nada de qué pasaba después de llegar a cumplirla, no hay un próximo paso para quien llega a este punto, no hay nada más que hacer, se llega, se estacionan ahí y pasa el tiempo, la vida, los poblados, los planetas y no hay más.
Un buen día, después de haber pasado por fuertes tambaleos al intentar llegar a la misión, la doncella se encontró en un momento de vida en donde había que decidir dejar el reino que conocía y viajar durante muchos días para llegar a «la tierra prometida», un lugar lejano y misterioso…
Por fortuna, no viajaría sola, lo haría acompañada de su mejor amigo, quien años atrás se había convertido en el verdadero amor de su vida (sin ser príncipe y sin ser azul). Desde luego este camino le daba miedo pues significaba dejar todo lo conocido, pero aun así, decidió ir hacia adelante.

Cruzó el mar que dividía el planeta durante varias tormentas, noches de desvelo y preocupación cuando por fin llegó al nuevo reino.
Ahí también hubo muchos obstáculos que superar antes de conocer realmente la tierra prometida, pues vivió días de soledad aun estando acompañada, conoció poblados inesperados, cruzó el desierto y luchó contra los dragones y monstruos más peligrosos del mundo, algunos externos, pero los más despiadados, internos.
Pasaron algunos meses y cuando lo más difícil terminó y la doncella se dio cuenta de que ya vivía en la tierra prometida y lo más importante, tenía un lugar dentro y formaba parte de ella, todo cambió.

La tierra prometida, lleva como nombre «Barcelona», es un reino muy pequeñito, delimitado al norte por una montaña y al sur por el mar, un mar azul profundo casi negro; en este lugar apenas vivían un millón y medio de personas para el año 2014 y efectivamente, era un reino totalmente diferente a lo que la doncella conocía; en este lugar, no había misiones absurdas; todas las misiones, o casi todas, tenían como objetivo alimentar el espíritu de quien fuera dueño de esta. No había competencia por llegar a ningún lado, pues cada quien iba a su ritmo, eligiendo qué camino tomar, sin importar la opinión de los demás y sin tener que quedar bien con nadie.




La doncella descubrió la tierra prometida no porque fuera Barcelona, pudo haber sido otro pueblo lejano en algún lugar del planeta, pero la descubrió porque ahí fue donde se descubrió a sí misma como ser humano, en este lugar, fue donde le puso nombre a la misión propia de vida y créanme que no tenía nada que ver con lo que había imaginado siempre.

Lamentablemente, apenas se estaba dando cuenta de esto, cuando volvió al antiguo mundo, pues un par de monstruos internos seguían resonando.
¡Oh sorpresa para la doncella!, volver al antiguo mundo y darse cuenta que poco habían cambiado las cosas hizo que este fuera uno de los periodos más difíciles de esta historia, no encontraba consuelo ni alma hermana con quien compartir su decepción, pues parecía que todo lo vivido se había esfumado.
Tuvieron que pasar más de 700 días y una caída de la torre más alta del castillo para que la doncella se reencontrara con su misión de vida propia, con sus almas hermanas y con su alma gemela y fue entonces, en el año 2016, cuando la doncella se reencontró con el mar azul marino casi negro y que se convirtió en reina, pues nunca antes había brillado como ahora, toda esa energía antes recopilada en Barcelona y sumada con la de México (el antiguo mundo) se hizo una sola y empezaron a suceder cosas maravillosas.
En este reencuentro, la doncella se dio cuenta del verdadero valor de la vida y de todo el poder que tenía dentro de ella con el simple hecho de amar; descubrió que el amor es la respuesta a todo, que lo que das recibes, que esconder los sentimientos que no nos gustan no sirve de nada, pues todos tenemos algo que nos incomoda y que copiar las misiones de vida de los demás por quedar bien con cualquier plebeyo, príncipe, reino o planeta, no vale la pena pues al final del camino, cuando llegue el momento del recuento de los momentos vividos, pesarán mucho más los momentos de amor que cualquier otra cosa material y que cualquier otro sentimiento, estilo de vida y misiones copiadas.
Haber vuelto a la tierra prometida y compartir esta energía con los que estuvieron, mantiene más viva que nunca a la doncella y con más ganas de cumplir su misión de vida, ha hecho que ella encuentre respuestas a preguntas que durante años se había planteado y a tener prisa solo en lo que alimente el espíritu.
Toca seguir escribiendo el cuento, seguir inspirando y seguir encontrando la energía que lo mueve todo en cada decisión, acto y pensamiento pues volverse a encontrar con la tierra prometida ya no necesariamente será en Barcelona, sino en cada respiro, en cada día y en cada lugar por el que ella pase…


Y pues eso, porque la doncella de este cuento soy yo y lo que busco contando esta historia es que los inspire a encontrar su tierra prometida, su misión de vida y a generar “eso” que les haga sentir lo que este lugar me hace sentir a mí, no sé si este sentir perdure cada vez que tenga la oportunidad de ir, no se tampoco si algún día regresaré a vivir allá y mucho menos se en que va a terminar esta historia, pero eso sí, de lo único que estoy segura es que el siguiente paso que dé hacia la misión última de vida, tiene que ser a partir del amor y la inspiración que se generó en este reencuentro con el mar azul casi negro.
¡ALLÁ VAMOS!

PS. Gracias Ju … caminar a tu lado acompañada de todos los que nos rodean aquí y allá (ABSOLUTAMENTE TODOS) ha sido el impulso, las preguntas y las respuestas.
felicidades no conocia tu sensibilidad de escritora, que tu Vida siga hacia el final deseado lo mejor princesa